30.9.06

Hijos de Adán

de Dolientes ríos enajenados

[...]Buscando alguna cosa no encontrada, aunque la busqué tantos años,
Cantando el verdadero canto del alma incierta y el azar,
Renaciendo con lo más torpe de la Naturaleza o entre animales;
Con eso, con ellos y con todo lo que los acompaña informo mis poemas,
Del olor de manzanas y de limones, del acoplamiento de pájaros,
De los húmedos bosques, de las olas que se deslizan,
Del empuje de las olas sobre la tierra, yo cantándolas,
Ejecutando a media voz del preludio, anticipando la melodía,
La cercanía bienvenida, la contemplación del cuerpo perfecto,
El nadador desnudo en la pileta o flotando de espaldas,
La forma femenina que se acerca, carne de amor, trémula y dolorida,
Preparo la divina enumeración para mí mismo, para ti o para cualquiera,
El rostro, los miembros, el índice de pies a cabeza y lo que suscita,
El místico delirio, la locura amorosa, la entrega total,
(No hables, acércate, escucha lo que te estoy diciendo al oído,
Te quiero, me posees por entero,
Oh, huir tú y yo de los demás, irnos de una vez, libres y sin ley,
Dos gavilanes en el aire, dos peces en el mar, no son más libres que nosotros),
La furiosa tormenta atravesándome, yo temblando de pasión,
El juramento de ser inseparables y de estar juntos, de la mujer que
me ama y a quien yo más que a mi vida, atándome a ese juramento,
(¡Oh, todo lo arriesgo por ti!¡Aniquilarme si es preciso!
¡Oh, tú y yo, ¿qué nos importa lo que los otros hagan o piensen?
¿Qué es todo lo demás para nosotros? Gocémonos los dos y
agotémonos, si así tiene que ser.)
[...]
-------------------------------------------------------------------------------------


Cuando supe al declinar el día

Cuando supe al declinar el día que mi nombre había sido
aplaudido en el Capitolio, no fue feliz para mí la noche
de aquel día,Y cuando me embriagué o cuando mis planes tuvieron éxito,
tampoco fui feliz,
Pero el día en que al alba me levanté del lecho de la salud perfecta,
renovado, cantando, aspirando el fresco aliento del otoño,
Cuando vi palidecer en el oeste a la luna llena y perderse en la luz
de la mañana,
Cuando erré solo por la playa, y desnudo me sumergí en el mar y
me reí con las aguas frescas y vi la salida del sol,
Y cuando pensé que mi querido amigo, mi amante, estaba ya en
camino, entonces fui feliz,
Entonces cada aliento fue más dulce, y durante aquel día la comida
me alimentó mejor y el día hermoso pasó bien,
Y el día siguiente llegó con la misma alegría, y con el otro al
atardecer llegó mi amigo,
Y aquella noche cuando todo estaba en silencio oí las lentas aguas
incesantes que subían por la playa,
Y el susurro de las aguas y de la arena, como si quisieran
felicitarme,
Pues aquél, a quien amo, estaba dormido a mi lado bajo la misma
manta en la noche fresca,
Bajo la quieta luna del otoño su rostro me
miraba,
Y su brazo descansaba sobre mi pecho, y aquella noche fui feliz.

Walt Withman


No hay comentarios.: