2.9.06

Visión del enemigo mientras duerme

El pelo que has dejado en nuestro
lecho,
en los distintos lugares donde nos
hemos amado,
como dos caballeros que acuden a un
duelo,
se hizo nido en mi garganta,
soga alrededor de mi cuello.

Trozos de tu piel se esconden
entre los pliegues de nuestra sábana,
bajo mis uñas,
entre mis dientes.

Veo tu cuerpo desnudo y traicionado.
Me pregunto:¿Dónde podría hundir el cuchillo
antes que despiertes?
¿En qué parte la muerte te resultará
más certera?
¿Dónde sino en mi pecho?

Héctor Avellan

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